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¿Qué deberías hacer con el doble sueldo?

Recomendaciones

Más que el “qué hago con el doble” (que muchos quizás ya “vendieron” meses atrás), debe aprovecharse este tiempo del año para reflexionar en torno a nuestras finanzas actuales y futuras.

Claro que es fundamental sacarle el máximo provecho a la “regalía pascual” o “sueldo de Navidad” o el “doble sueldo”, pero aún mejor sería destinar un tiempo para responder algunas preguntas.

Por ejemplo: En cuanto a tus finanzas, ¿Cómo te fue este año? ¿Mejor que en el anterior? De las metas financieras que te propusiste a inicio de año, ¿cuántas lograste? Si no lograste algunas, ¿por qué?

De las deudas que tienes en la actualidad, ¿cuántas contrataste en el transcurso de estos doce meses? ¿Valió la pena contraerlas? Por ejemplo, ¿fueron destinaste para la adquisición de un bien duradero o productivo o a financiar gastos y consumos corrientes? ¿Eso es sostenible?

Si te estás financiando con la tarjeta de crédito, más que preguntas, una tarea. Busca los estados de cuenta de los últimos seis meses. Identifica una línea que se llama “Intereses por financiamiento”.

Suma los monto de esos meses y multiplica el resultado por dos, para tener una idea anualizada de cuánto dinero le pagas al banco por el uso del dinero plástico en un año.

Puedo adelantarte el resultado: Fácilmente puede llegar a ser hasta el equivalente de un mes (¡y posiblemente dos meses!) de tu sueldo. Así es que si el año que viene quieres regalarte entre uno y dos “doble sueldos” adicionales, ¡deja de financiarte con la tarjeta de crédito!

Sobra decir que si tu relación es con un usurero o prestamista, a él o ella podrías estar destinándole hasta tres meses de tus ingresos mensuales… ¿Hasta cuándo podrás mantener ese sangrado?

Evalúa tu relación con las deudas, recordando siempre que ellas son consecuencia, y que son las causas de lo que más te debe ocupar.
Siguiendo con el lado pasivo de tus finanzas, revisa las tasas de interés que en la actualidad te cobran los bancos.

Si tu préstamo hipotecario está por encima del 14; del vehículo por encima del 16% o del consumo superior al 20-24%, llama a tu entidad financiera para solicitar revisión, o prepárate para irles abonando aceleradamente a futuro.

Como todo fin de ciclo, en este caso del año, ojalá saques tiempo para revisar tu historial de crédito (en ambos burós) para asegurarte de que todo esté en orden. Si hay errores, este es el mejor momento para iniciar un proceso de reclamación para solicitar rectificación.

En ese sentido, quizás sea buena idea solicitar (tiene un costo) tu “score” o puntaje de crédito para proponerte como objetivo irlo mejorando en el próximo año.

En general, evalúa tu relación con las deudas, recordando siempre que son consecuencia, y que son las causas lo que más te debe ocupar.

De tus activos y tus metas

El “doble” es un activo extraordinario, pues no se repite frecuentemente. Aprovecha esta oportunidad extraordinaria para pensar, no en el qué o cómo lo invertirás, sino en el para qué quieres invertir.

El “para qué” es más importante. Muchos, demasiados, tienen un “clavito” (grande o pequeño, no importa), pero si les preguntas para qué o por qué lo tienen, no saben responderte.

“Para tenerlo” no es la mejor respuesta. Lo mejor sería que identifiques claramente cuáles son tus metas, personales, de pareja o del hogar, y que conforme a ellas estructures tus planes de inversión.

Ojalá que una de tus primeras metas sea un “fondo de emergencia” equivalente a tres meses de tus gastos fijos. Ese tipo de propósito debe colocarse en activos líquidos, fácilmente disponible. Aún si tienes muchas deudas tóxicas, inicia este fondo así sea sólo con una quincena de gastos fijos. ¡Lo importante es iniciar!

En cambio, si tu meta es crear un fondo universitario para tu hija recién nacida, bien puedes considerar activos a más largo plazo y de mayor retorno y permanencia, incluso quizás en una moneda dura.

No todos tus ahorros deben estar invertidos en el mismo instrumento. Parte estarán en cuentas de ahorro o fondos de inversión abiertos, otros en certificados financieros y otros en la bolsa de valores. Dependerá. ¿De qué? ¡De tus metas!

Opciones de inversión a considerar

Para muchos endeudados, no dudo que su mejor inversión bien podría ser comprar (o cancelar o abonar) su propia deuda. Ningún instrumento de inversión, ni el más atractivo, rinde el 60% que se ahorra el tarjetahabiente que se financia o el 360% que se lleva un usurero al año.

Repito: Tampoco se trata de quedarte sin nada de liquidez, pues de abonar todo a la deuda, ya sabes que en la próxima emergencia volverás a recurrir al crédito plástico o al usurero “amigo”.

La idea es romper ese ciclo de endeudamiento, y una buena manera de hacerlo es creando tu propio colchón de liquidez.

También tendrás que replantear tus finanzas, de tal manera que puedas equilibrar tus gastos con tus ingresos, y así logres evitar deudas futuras. Si no lo haces, no sólo tendrás este “doble” comprometido, sino todos los demás en el futuro.

Si estás libre de deudas costosas, ¡te felicito! Ahora toca rendir lo mejor posible el fruto de tu trabajo, y de hacerlo con inteligencia y proactividad.

Los plazos fijos en este momento pagan entre 5.5% y 9.0% (para montos mayores). Diciembre es un buen tiempo para negociar con tu banco y sacarle las mejores condiciones posibles. Si puedes “amarrar” una buena tasa por tres o seis meses, aprovéchalo, pues la banca típicamente se “aprieta” temporalmente de liquidez en estos días de Pascuas.

Debes aprovechar también para crear tu “clavito” en dólares, por aquello de no poner todos tus huevos en una sola canasta. No tiene que ser todo tu ahorro, pero aún recibiendo una menor tasa de interés, es prudente (y de sabios) diversificar. Hazlo. Los más ricos lo hacen. Tú también puedes hacerlo.

Muchos de los que lean esto, que cuentan con un colchón de liquidez, deben aprovechar para educarse en temas bursátiles, para así iniciarse en nuestro cada vez más fuerte y variado mercado de valores.

Además de renegociar tus plazos fijos en tu entidad financiera tradicional, ojalá saques aunque sea RD$10 mil para acercarte a un puesto de bolsa, abrir tu primera cuenta de corretaje y realizar, para comenzar, tu primera inversión en un título de corto plazo y de bajo riesgo.

Destina otros RD$10 mil para visitar una administradora de fondos de inversión (AFI), y así conocer los distintos fondos, sobre todo los abiertos o mutuos, que ya existen en el mercado financiero.

Más que la inversión en sí de las dos partidas de RD$10 mil, tu mayor inversión está en abrirte a nuevas (y más rentables) opciones para colocar tus ahorros, los de este doble sueldo y los del futuro. Hazlo.

Las condiciones y opciones de inversión varían mucho. Por eso, más que un recetario coyuntural o específico, te invito a que te capacites como inversionista. No olvides el consejo de siempre: ¡Guarda pan para mayo y harina para abril!

Articulo de: Argentarium